En este POST reflexionaremos sobre aquellas prácticas que son respetuosas para el recién nacido y le permiten confiar en el mundo y desarrollarse saludablemente.

Después de 9 meses de ser gestados en un entorno relativamente seguro, el útero materno, llegamos al mundo esperando que nos contengan y nos demuestren que seguimos en un lugar seguro.

Este lugar seguro por excelencia es el cuerpo de la madre, el hábitat  natural para cualquier recién nacido. Ese espacio calentito, donde fuimos concebidos y donde nos desarrollamos por tantos meses.

Cuestionar nuestra dependencia absoluta hacia nuestras madres, solo muestra el profundo desconocimiento y a veces, la poca sensibilidad que sentimos como sociedad por los recién nacidos.

Hasta hace pocas décadas, precisamente un poco antes de los años 50, la costumbre era separar sistemáticamente a los recién nacidos de sus madres al nacer. Estos eran limpiados, vestidos y llevamos rápidamente hacia las sala de enfermería donde quedaban en cunas llorando muchas veces junto a otras decenas de guaguas.

Ninguno de esos recién nacidos sabía que estaba “seguro” dentro de una sala temperada, monitoreados y controlados por profesionales de la salud. Lo único que ellos sentían era una profunda separación de aquello que conocían: su mamá.

ENTENDAMOS LA LÓGICA DETRÁS DE LA RELACIÓN DE APEGO

Nacemos indefensos y nuestra única chance de sobrevivir al nacer es que nuestra madre o cuidador principal nos cuide. A diferencia de otros mamíferos, como los caballos que nacen y pueden caminar al instante, nosotros nos demoramos al menos 1 año en poder dar nuestros primeros pasos.

Esta interdependencia absoluta de nuestra madre o cuidador principal refleja lo importante que es el cuidado amoroso y el desarrollo saludable de este primer vinculo. A diferencia de las culebras que se independizan el primer día, nosotros como especie humana necesitamos el contacto amoroso para crecer y desarrollarnos.

Y no basta solo el alimento físico y abrigo, sino también necesitamos una nutrición emocional: que nos miren a los ojos con ternura, que nos hablen dulcemente, que nos hagan cariño , nos contengan y nos tomen en brazos.

El recién nacido necesita aprender a regularse y a sentir que el mundo es un lugar seguro, donde sus necesidades básicas van a ser satisfechas cuando él lo requiera.

Dentro de las necesidades básicas aparece el contacto físico piel con piel, la lactancia materna a libre demanda, la contención emocional en momentos de estrés y desregulación, el sueño y descanso , el abrigo, y a medida que va creciendo, necesitará de más estímulos o experiencias nuevas.

Esta primera relación de apego que establecemos en nuestra infancia con nuestra madre o cuidador principal determina en gran medida como nos moveremos luego en el mundo siendo ya adultos. Esto sucede porque interiorizamos una sensación de seguridad o inseguridad frente al mundo. Esas primeras experiencias dejan una huella profunda como un especie de impronta que se expresa a nivel corporal o en el inconsciente.

PRACTICAS RESPETUOSAS CON EL RECIÉN NACIDO

Veamos algunos ejemplos de prácticas respetuosas con el recién nacido que lo ayudan a tener una mejor experiencia de nacimiento:

• Idealmente que el parto se inicie por sí solo en forma espontánea.
• Idealmente que la madre use su propia oxitocina natural y no sea inducida.
• Movimiento libre para la madre.
• Promover aquellos factores que permitan que fluya el proceso: intimidad, calor, apoyo emocional, silencio, entre otros.
• Poner a disposición de la madre diferentes métodos no farmacológicos de alivio del dolor.
• Dejar que el cordón umbilical le entregue toda la sangre rica en hierro y no cortarlo precozmente.
• Una vez que nace el recién nacido dejarlo amorosamente sobre la madre en contacto directo piel con piel para que por sí solo busque y encuentre el pecho
• Dejar que mamá e hijo se miren , se toquen, se hablen y se reconozcan en un ambiente íntimo y respetuoso.
• No lavar , ni limpiar, ni aspirar , ni separar al recién nacido de su madre.
• Dejar que la lactancia materna se inicie por si sola en esta primera hora de vida.

Aunque no lo creas muchas de estas prácticas NO son comunes en los hospitales ni clínicas. Existe una cultura de violencia invisibilizada hacia el nacimiento (ya hablaremos de la violencia obstétrica en otros POST).

En la mayoría de los casos, los derechos de los recién nacidos NO son respetados y para que una mujer pueda realmente vivir una experiencia positiva debe atravesar muchos obstáculos y cuestionamientos culturales y sociales.

Incluso si nos remontamos más atrás en el tiempo, veremos practicas crueles y violentas en torno al parto y  nacimiento: profesionales realizando maniobras de empujes sobre las mujeres gestantes (la famosa y prohibida maniobra de Kristeller ), mujeres recibiendo cloroformo quedando inconscientes para no sentir nada en el parto, recién nacidos siendo golpeados para que respiren o tomados de los pies con la cabeza hacía abajo para que reaccionen.

Estas formas nunca serán  adecuadas para recibir a un niño o niña a este mundo.

POR QUÉ IMPORTA LA SALUD PRIMAL

Cuando un ser humano es recibido con ternura y cuidados amorosos aprende a confiar en el mundo. Este es el origen del bienestar y la salud mental.

Existe un concepto muy interesante que nació en los años 80 de la mano del prestigioso médico, científico e investigar Michel Odent, se trata de la salud primal, una rama de estudio que se enfoca en descubrir cuáles son los efectos en el largo plazo de todas las experiencia que vivimos durante la gestación, parto-nacimiento y primer año de vida.

Es decir , esta rama de estudio de la población humana, describe como nos afectan todos estos primeros cuidados que recibimos o no durante este periodo crítico y sensible.

Los estudios concluyen que nuestros niveles de salud o enfermedad están fuertemente influenciados y determinados por todo lo que sucede en esta etapa que es adaptativa.

Es en este periodo de tiempo, cuando el recién nacido estructura y sienta las bases de todo su sistema psico neuro inmuno endocrino, en palabras simples, se refiere a que organiza, entrelaza y conecta , su mente y emociones, sistema hormonal (o endocrino), sistema inmune y sistema nervioso o cerebro primal.

No deberíamos necesitar ciencia ni argumentos técnicos para cuidar amorosamente a nuestros hijos, sin embargo, hemos llegado a un punto donde el sentido común,  la ética y valores universales como la compasión o ternura no forman parte integral de nuestra vida “civilizada y moderna”.

Espero que este POST te ayude a reflexionar y comiences a observar la realidad desde la perspectiva del recién nacido.

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